Todos y cada uno de sus días, cuando se lo encontraba ante sí, su mirada se tornaba dura y seca. Fija a los ojos.
-¿Acaso piensas que hoy será diferente? –Preguntaba. Y seguidamente negaba con la cabeza. Muy despacito, como queriendo evitar el movimiento. Creando así una leve falsa esperanza. Entonces bajaba los ojos. Observaba sus manos, sus dedos. Los abría y cerraba varias veces. Hasta quedarlos en un puño. Apretados. Muy apretados. Y progresivamente los relajaba para volver a cruzar la mirada.
Taladraba tan profundo como podía. Lleno de frialdad. Intentando alcanzar el punto más íntimo, a pesar de no saber muy bien si lo buscaba en su mente o en su alma. Incluso sin saber si realmente quería encontrarlo en alguna de las dos.
Por un momento quedó impasible, perdido, vacío. Era la respuesta de autodefensa que su cerebro ofrendaba. Por poco tiempo... apenas un tenue sentimiento de consuelo o permisividad osaba materializarse dentro de esa quietud, era aniquilado eficazmente.
-¿Aún crees en ti? –Vomitó hiriente.
-No tienes ninguna posibilidad. Nunca la tuviste.
Mediocre. ¿Quién sino tú puede saberlo mejor? En cuanto a ella, no tardará en averiguarlo. Ésa y solo ésa, es la razón de su actitud. Desde el principio lo supo. –Una aséptica sonrisa y estudiadas pausas detrás de cada palabra, mostraban la crueldad en su estado más puro.
Los ojos, sin lágrimas, pero rojos e inflamados, afligidos... contestaron manteniendo la mirada.
Esta vez fue la cabeza quién bajó. Alargó el brazo también y accionó el grifo hasta que la cantidad de agua fue de su gusto. Tras refrescar su rostro, por un momento, recordó su largo y ondulado cabello.
-Acéptalo. –Se dijo.
1 comentario:
He leido tu post "Crueldad" como me has recomendado y me ha gustado mucho, esa pelea interna entre uno mismo, nos sucede a algunas personas habitualmente, nos reprochamos, nos herimos a nosotros mismos, en definitiva, nos queremos más bien poco....
Me ha gustado tu post, tal cual con esas palabras, enhorabuena.
Besos
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