Ella, Montaña. Para ella, él era Cielo. Para él, ella un gran reactor a reacción que lo surcaba dejando esa cola reconocible a miles de kilómetros. La que todo el mundo mira y dice:
-¡Mira, ha pasado un avión!
Apenas un tiempo después de aquella fugaz noche en la que, puede que sin saberlo, quedó abierta una pequeña rendija, volvieron a encontrarse.
La luz del local se reflejaba en la jarra de sangría. Proyectaba delicadas sombras rojizas sobre la mesa.
Los ocho ojos miraban aleatoriamente y las cuatro bocas reían sin esfuerzo. Empezaron como cuatro amigos que salían a divertirse. No sabían que ellos dos tenían posibilades para convertirse en una de esas excepciones en la vida, como las dos mitades de un palo de billar, en que 1+1 suma 1.
El Cielo, incluso tratando de continuar con su vista desde las alturas no pudo reprimir el deseo de bajar a la Montaña. Se convirtió en nube y aterrizó sobre su falda.
-¿Qué podemos hacer ahora? -Dijo a la vez que sentía cómo ella, en lugar de rechazarla, tomaba su mano con delicadeza bajo la mesa. Sobre su rodilla.
Poco importaba lo que hicieran. Apenas llevaban unas horas juntos y ya habían encontrado esa rendija. Rendija por la cual pasaba más aire del que esperaban.
Cuando la nube de nuevo ascendió, se trajo consigo el recuerdo de comodidad y seguridad que le había ofrecido el amparo de la Montaña. Nada que ver con estar en mitad del cielo a merced de los vientos. Ni comparación con bajar al mar, donde las olas te salpican y su sal escocía en los ojos. Ni parecido a flotar junto a rascacielos o monumentos, los cuales solían terminar partiéndote a la mitad.
El último día, pese a las barreras existentes, se aventuraron a mirar a través del hueco que habían encontrado el uno en el otro. Se vieron una pequeñísima parte, pero suficiente para provocar cambios.
Al poco tiempo,de nuevo como la primera vez que se vieron, aparecía la oportunidad inesperada de reencontrarse.
Otra vez en la noche, Cielo y Montaña se juntaron. Esta vez el sol de la primavera había, si no derretido, sí ablandado, algunas de las barreras de nieve que anteriormente se interponían sobre el pico de ella y por primera vez, el alba les sorprendió abrazados.
Continuará...¿?