lunes, 9 de febrero de 2009

Un rostro y un nombre... (8º parte)

Tenía poco tiempo, la bestia mecánica tardaría poco en llegar. En cada sección de pasillo era obligatorio, según las normas de seguridad, que hubiese un mínimo de tres trajes espaciales completos y un soldador de plasma, el cual podía derretir pequeños fragmentos de las planchas de aleación de la Novus Spes,ei. En ciertos casos de emergencia, sobre todo por incendios o heridas en el casco, las diferentes secciones de los pasillos quedaban selladas y así no se comprometía la seguridad de la ciudad entera. El cierre era inmediato por lo que podía quedar gente atrapada. Gracias a los trajes tenían alguna oportunidad de salvarse.
La idea era sencilla. Abrir un agujero en el casco lo suficientemente grande como para que el R.S saliera despedido al espacio. Después yo alcanzaría el cuadrante “A-6” por la parte externa.
Debido a la precisión conseguida en las armas de los androides, se les permitía un determinado número de disparos, como medida de defensa, a bordo de naves y demás instalaciones estacionarias en el espacio; pues se suponía que en ningún caso uno solo de estos proyectiles, en caso de producirse, amenazaría la integridad del casco.
No tenía ningún medio de agujerear la pared, por lo que debía conseguir que el R.S. se saltara su programación y disparase.
Como eso era impensable, decidí tenderle una trampa.
Saqué uno de los trajes presurizados y lo monté por completo delante del que calculé el punto más débil del casco en este pasillo concreto. Era lo suficiente recio como para que se mantuviera en pie por sí mismo y no se adivinaba a simple vista que no había nadie en él. La escafandra tenía un visor especial para evitar la luz solar directa en los paseos espaciales. Al activarla, era imposible, para un humano, ver quién estaba dentro.
El compartimento del oxígeno lo desconecté de la espalda y lo escondí en el interior, aprovechando también el de un segundo traje que traía dos tubos de oxígeno independientes para mayor movilidad. Coloqué en los brazos del muñeco el soldador de plasma encendido pero desconectado y apuntando a la pared. Yo me enfundé el tercero y me escondí en el departamento donde se guardaban los trajes. Esperé.
Los soldadores de plasma, por seguridad, podían ser conectados o desconectados a distancia. Me guardé el control remoto.
Llegó el R.S. Los trajes eran insonorizados. Para poder comunicarte se usaba la emisión de radio frecuencias. El problema era si querías comunicarte con alguien que no llevara receptor, aunque se encontrara justo delante de ti, no podría oírte, por lo que el traje incorporaba unos pequeños altavoces.

# Protocolo de cuarentena artículo 172 barra “A” guión tres cero ocho seis. Por favor entréguese pacíficamente o será reducido por la fuerza#.

-Si das un solo paso agujerearé el casco.

Mi voz salía por los altavoces del traje que se encontraba enfrente del R.S. La criatura cargó una de sus armas. Sin duda la menos letal, ya que sólo pretendía noquearme.

-¡Tú lo has querido!

Entonces encendí el soldador de plasma al mínimo mediante el mando a control remoto. El Cyborg disparó, pero olvidé que estos modelos disponían ya de varios tipos de visión. Infrarroja, ultra violeta, de rayos X… Por lo que advirtió mi plan y disparó derribando el muñeco pero sin hacer explotar los depósitos de oxígeno de su interior.

#Tiene 10 segundos para entregarse pacíficamente o será neutralizado#

Salí de mi escondite. Había subestimado a mi enemigo. El robot había sido más listo. Vi que el soldador había caído prácticamente encima del traje. Entonces accioné de nuevo el control del soldador de plasma. A mínima potencia como estaba, no dañaba el potente material ignífugo, pero al aumentarlo al máximo, textualmente se lo comió y con él, uno de los contenedores de oxígeno que estaban ocultos dentro. La explosión fue inmediata. El agujero resultante succionó todo y a todos los que nos encontrábamos a su alcance.

1 comentario:

SyNKRo dijo...

Juaass, cómo ha molado.
Recuérdame que te diga cómo lo hubiese contado yo, a ver qué te parece, que se me ha ocurrido una idea por el camino : )