miércoles, 24 de septiembre de 2008

Un rostro y un nombre...(2º parte)...

El ruido de la puerta me despabiló. Escuché entrar a Nagre, mi compañero de misión. Me incorporé rápidamente, no quería que descubriera mi desmayo. Cuando apareció por el pasillo yo me encontraba ya sentado en la cama, como recién levantado de una siesta.

-¿Te he despertado?
-Lo necesitaba ya, no te preocupes.
-Tienes mala cara, ¿te encuentras bien?
-Sí, todo bien, gracias.
-Sólo he subido a por el gravitador, enseguida me marcho.
-Tranquilo.

Activé a Goglee 0.7. Quería averiguar si contenía información en su base de datos a cerca de mis visiones.

-Goglee. Activación.

#Goglee 0.7 a su disposición. Me alegra oir su voz de nuevo#

Las femeninas pero a la vez sintéticas ondas sonoras de la máquina, llenaron la estancia.

-Es grato para mí también.

#¿Puedo ayudarle en algo?#

De repente una sacudida azotó la Novus Spes,ei viéndose afectados los generadores principales de energía. Todo quedó abrazado por la oscuridad.

-Goglee, ¿qué ha ocurrido?

No contestaba. El daño debía haber sido más importante de lo que creía para poder desactivar la función vocal del ordenador central. Seguramente la energía alternativa de emergencia había sido desviada a funciones más importantes. Oxígeno de la nave, control direccional, control de rotación, gravitacional,...

-¡Frrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!...¡Frrrrrrrrrrrrrrrrr!

Una especie de aleteo delimitó la trayectoria de un arco por encima de mi cabeza.

-¿Qué ha sido eso? ¿Nagre? ¿estás bien?

Algunos objetos se habían caído y se esparcían por el suelo del camarote. En total oscuridad era complejo andar entre ellos sin tropezarse.
Quedé en silencio tratando de encontrar algún tipo de luz auxiliar.

-¡Ahhh! ¿Qué es ésto?
-¡Nagre! ¿qué ocurre?
-¡AAHHGG!!

-Frrrrrr... Frrrrrrr...

Las luces de emergencia, aunque pobremente, se encendieron. Atravesé el habitáculo veloz, aprovechando la poca luz que delataba la posición de los objetos.

-¡Nagre!

Algo salió despedido y calló oculto al otro lado de la habitación.
Nagre se encontraba medio arrodillado en el suelo con las manos en el rostro.

-¿Qué es eso?
-¡No lo sé pero me ha hecho algo en la cara!
-Frrrrrr...Frrrrrrr...

Fuera lo que fuera volvía al ataque. Me incorporé. Busqué a mi alrededor algo con lo que defenderme y erróneamente me quedé ofreciéndole la espalda a aquella cosa.

cONtiNuaRá....

martes, 23 de septiembre de 2008

Meme de la Feliz-cidad...

E magnífico blog de "Las Crónicas de Axa" me envía éste MEME sobre cosas no trascendentales que me acercan a la feliz-cidad (como yo digo).
Éstas son las reglas:

  • Escribir seis cosas sin importancia que nos hagan felices.
  • Poner el enlace de la persona que nos ha elegido.
  • Poner las reglas en el blog.
  • Elegir seis personas para continuar el desafío.
  • Avisar a esas personas y dejar un comentario en sus blogs.
(El orden no es significativo)

I- La tecnología
II- Un buen concierto en directo
III- Escribir mi blog y compartirlo con vosotros
IV- Synkro + Keydeth + Wii
V- Una buena película
VI- Un buen libro.

Le paso la bola aquí a...

Nancy Callahan , Kadesh, adlyn, A saber, Orichalcum, atardeceres en Cm

Saludos a todos.

sábado, 13 de septiembre de 2008

El Arte d Elegir...

La elección humana es a menudo obra del desconocimiento, la imposición o la casualidad. Según la situación, cada elección y sus inmediatas o futuras consecuencias, nos harán perder más o menos el sueño en nuestras vidas:

Caso A -IGNORANCIA-

-“Cariño”, baja al supermercado y compra un paquete de arroz.

“Cariño” para allá que se va y pronto se encuentra ante un dilema y la elección correspondiente para resolverlo. Una decena de paquetes distintos se encuentran ante él. Largo, corto, blanco, integral, brillante… Evidentemente el desconocimiento (no el de no saber cual coger, sino el de ignorar las consecuencias paelliles que tendría escoger el arroz equívoco) no le provoca el mayor desasosiego.

-Este mismo

Se dice.

-Al fin y al cabo no es más que arroz ¿no?

La ignorancia es feliz y valiente. En esta ocasión, cierto es, que el arroz da un poco igual, el problema es que esta misma situación se da con cosas de mayor relevancia que pueden incluso costarnos un disgusto a la larga, pero la ignorancia nos preserva.



#“¿Desea guardar todos los documentos antes de cerrar la sesión?” ¿“Sí” “No”?

-Pues no sé… no, no. No quiero. Que llevo toda la tarde trabajando no sea que se estropee algo de lo que he hecho. #


# -¡El aceite ha salido ardiendo en la sartén!
-¡Pues… échale agua que se apague, deprisa! #




Vemos en el caso A que el alto número de variantes (en principio) nos tranquiliza, ya que el porcentaje de equivocación está dividido entre el gran número de posibilidades. Si blanco es bueno y negro es malo, el gris es medio bien o no tan mal. Digamos que gris es… aceptable.

Cuando la elección no es realmente una elección (o al menos no es nuestra) sino una imposición de alguien superior, entonces tememos las posibles consecuencias de una forma distinta. A veces las aceptamos sin más, pues podemos permitirnos el lujo de exculparnos ética, moral o profesionalmente:


Caso B -IMPOSICIÓN-

#-García, haga el favor de cancelar el contrato con la compañía de teléfonos móviles… o como se llamen. Es un invento que no tiene futuro. ¿Quién va a querer estar localizado en todo momento?

-¿Seguro jefe? Yo creo que…

-Usted no cree nada. Cancélelo.

Allá va García y ejecuta la elección sin que le tiemble siquiera el pulso.

-A mí plim, yo soy un “mandao”. ¿Que cancele? Pues cancelo.




# -¿Alguien quiere explicarme qué son todos esos botes?

-Señor Thomas Andrews, son los necesarios para que en caso de naufragio haya sitio para todo el pasaje.

-Boberías, este barco es insumergible. Los quita ahora mismo, afean la cubierta y disminuye el número de pasaje.

-Pero señor, yo creo…

-¡Usted no cree nada! Quítelos de ahí.

Y allá que van los botes, a quedarse en el astillero. #



# -Su misión es secreta. Recibirá instrucciones en pleno vuelo.

-¡Señor! Sí señor.

-Volará usted en el “Enola Gay”. Suerte piloto. #


La casualidad sin embargo es la que más abunda. A pesar de que en la mayoría de las circunstancias nos creamos que sabemos lo que hacemos y que controlamos nuestras vidas, esto no es más que una ilusión.


Caso C -CASUALIDAD-

#-Tío, que suerte, ayer me quedé toda la tarde en casa y una chica llamó a la puerta equivocadamente y una cosa llevó a lo otro y…

-¿Ayer? ¿No me dijiste que ibas a salir toda la tarde al parque?

-Ya pero el coche no me arrancaba y al final me quedé en casa.#


# -¿Por qué estás tan triste cariño? ¡Si pasado mañana es 11 de Septiembre, tu cumpleaños!

-Ya pero al final hemos decidido cambiar los billetes de avión, vamos a ir a Londres en lugar de New York. Con las ganas que tenía de hacer la visita a las Torres Gemelas. #


# -Doctor Fleming. He de recriminarle por su descuido en el laboratorio, Acabo de observar que sus placas de Petri han sido infectadas por un moho azul-verdoso, haga el favor de averiguar qué ha ocurrido y limpiar todo ese destrozo.#



En definitiva, el arte de la elección no es una ciencia exacta y nunca podremos seguir determinadas reglas y elegir siempre correctamente. Evidentemente el “Arte de la probabilidad” nos da (en ocasiones) ciertas pistas para hacerlo, pero en ningún caso una elección es totalmente segura hasta que no se ha tomado y se han dado las oportunas consecuencias. Por lo que, mis queridos lectores, no os machaquéis a vosotros mismos cuando erréis en una decisión, pues es el sino del ser humano. Además de ser el sistema más efectivo de aprendizaje: La equivocación.



Grandes pensadores han tenido el mismo reconcome que yo y han llegado a sus propias conclusiones, unos a favor y otros en contra:


“Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.”
Voltaire (1694-1778)

“La vida es hermosa, vivirla no es una casualidad.”
A. Einstein (1879-1955)

“No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas.”
Johann Christoph Friedrich von Schiller (1759-1805)

“Los dos mayores tiranos del mundo: la casualidad y el tiempo. “
Johann Herder (1744-1803)

“La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir.”
Alphonse de Lamartine (1790-1869)

“Cuanto más planifique el hombre su proceder, más fácil le será a la casualidad encontrarle.” Friedrich Dürrenmatt (1921-1990)