Era sé una vez que se era...
Un niño Gominola que vivía en el país de las galletas saladas. A menudo se preguntaba cual era su función allí. “Todas presumen de tener un fondo completamente dulce, en cambio se protegen con su caparazón de sal” se decía.
Cada vez que podía, probaba a conocer galletas “Alguna habrá que se salve” Se decía manteniendo el optimismo. Palitos, rejillas, con forma de rombo, con forma circular... Algunas con pan de jengibre, incluso las más creídas que delimitaban su silueta con forma de pez; pero con cuantas más trataba, más se arrepentía. Todas terminaban mezclándose con su parte exterior antes o después.
Él estaba igualmente recubierto por cristales translúcidos pero por alguna razón que desconocía su proceder era diferente. Por mucho que se mezclara con ellos, no aparecía, aparentemente, distorsión alguna.“Las Gominolas hemos perdido nuestro sitio en este mundo” pensaba taciturno.
Una noche, contra todo pronóstico, conoció a la chica Piruleta. Inmediatamente quedó profundamente confundido. “¡No parece una galleta!” Y desde ese mismo momento se propuso tratar de acercarse a ella todo lo que le fuera posible.
La chica Piruleta se encontraba recubierta de un opaco envoltorio. Aún así, el niño Gominola creyó ver en su interior forma de corazón. Un corazón rojo fuego esperando quizá, a ser descubierto.
Pasó algún tiempo. Tiempo en el que el niño Gominola buscó y encontró la forma de hacer reír a la chica Piruleta, que por su parte, también le dio ciertas facilidades para conseguirlo. Pronto se creó entre ambos un importante grado de complicidad.
Raro el día ya, si es que existía, en el que Gominola no tuviera a Piruleta dando vueltas por su cabeza.
En un momento todo parecía haber cambiado para él. La chica despertaba en su interior sensaciones que dudaba volver a percibir de nuevo.
Por fin llegó el día en el que juntaron sus labios. ¿Se había creado la fusión perfecta? ¿Cuán diferentes eran una gominola y una piruleta? Y sin embargo parecían coincidir, encajar; pese a sus posibles contrariedades.
Por otra parte, ¿qué pintaba una gominola o una piruleta con una galleta salada?
Tal vez dentro de toda esta vorágine de sensaciones, sabores, preocupaciones y dificultades en las que tan pronto te veías discutiendo con una galleta por un poco de leche; como en un plato con un grupo de pipas discrepando por una cerveza, la chica Piruleta fuese la opción correcta. “Y tampoco la imagino junto a un chicle” Se autoconvencía.
Así, el niño Gominola trató de intimar con la chica Piruleta de la forma más transparente que supo.
Puede que sea tan solo una leyenda, pero se cuenta que los deliciosos caramelos que tienen el interior de afrutada y dulce gominola son el resultado de la unión del niño Gominola con la chica Piruleta.
Moraleja: A menudo no importan exactamente las apariencias, circunstancias, las diferencias o los “por qué”. Si no lo que nos hacen sentir y lo que cambian y consiguen en nosotros.
A la chica Piruleta.
[Abril/Mayo 08.]
9 comentarios:
cuanta razón tienes, me quedo con tu frase
no importan exactamente las apariencias, circunstancias, las diferencias o los “por qué”. Si no lo que nos hacen sentir y lo que cambian y consiguen en nosotros.
Si quiers la pongo en mi blog, me parece un cuento con una moraleja muy bonita.
gracias por la historia
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te conoceran un poco mas
visito a los mejores blog pero si consideras que esto es spam ,te pìdo perdon
deja tu blog en el libro de visitas y si quieres mira algo de publi,eso valora mi trabajo,gracias
Isa: Estás en tu casa, sírvete.
Goloviarte: Me encantaría participar en tu blog... ¿qué debo hacer exactamente?
Bien venido.
Pero que bonita historia, es preciosa. Nunca había leído algo tan "dulce", tan "sabroso". Es el relato más sencillo y perfecto que le leído.
Keydeth eres asombroso... y esa despedida... que singular.
Estoy asombrada, me ha ilusionado mucho :D
Jelens: muchas gracias... (se me está poniendo la cara rojo piruleta jajaja)
Vale... así podía buscar yo mi media naranja... ¡Si resulta que son piruletas!
Por cierto, "vorágine" :p
Cawen la lexe.. vorágine puse.. y decía el corrector éste de mierd... que era con "b" y yo ¿? con "beeee"?? como pa hacerle caso a estos xismes...
Claro hermano, ya no son naranjas... son como las bacterias que mutan... jijiji...
muy simpatica tu historia y graciosa al mismo tiempo:)me dibujo una sonrisa en la cara, jiji:P
gracias a ti por recordarme esta historia que no leía desde que la escribí :D
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