jueves, 24 de enero de 2008

A ver si miras por donde voy!

Caminaba absorto en las lineas impresas en la acera que mi paso rompía una y otra vez mientras las sobrevolaba. Unos 10 metros más adelante vi de reojo un cuadro algo peculiar...
Una señora de unos 67 años parecía hacer cosas raras con un vestido mitad dentro mitad fuera de la tienda. Me explico:
El escaparate de dicha tienda tenía, desde la acera, un escalón que daba a un rellano de unos 3 m2 abrazado por cristaleras que mostraban el contenido de dicha tienda en forma de embudo y luego la puerta de entrada que ya daba paso a la misma. Pues bien la señora, llamémosla "Señora", contemplaba un vestido que tenía en las manos, colgado de la percha incluso. Aparentemente para ver bien el color, que por culpa de las luces de dentro de la tienda, diría ella, y su vista cansada, no los percibía.
Lo más sospechoso es que mientras yo me acercaba a "Señora" ella se iba desplazando cada vez más y más fuera de la tienda, llegando incluso a bajar un pie a la acera...
Ya estaba tan cerca que podía ver como "Señora" vigilaba de reojo a la dependienta através de los cristales, que absorta doblaba prendas encima del mostrador.
Justo llegaba a su altura cuando "Señora" la señora, trata de echar a correr con vestido en ristre... con tan mala suerte que nada más bajar el otro pie del escalón, se estrella contra mí... PAM! se le caen las gafas, el bolso, el vestido y la percha... me mira con gesto de sorpresa y terror a la vez... y dice:
-Uuuuuy! por la virgen santa y pura...¡esta juventud que todo lo va arrasando por ahí!
[Sí... sí... tú fiaté de la virgen y no corras]
-Peerdone señora. -Le digo con el tono más jovial e irónico que soy capaz. Y me agacho a recojerle el vestido.
En esto que sale la dependienta preguntandose por qué su vestido está rebozándose por el suelo. Mira a la señora, que a su vez me mira a mí como echandome las culpas. En esto le espeto:
-Aquí tiene señora, el vestido que se le ha caido cuando echaba a correr con él y se ha estampado contra mí.
-¡Uy! a mi edad... ¡pero qué dice este sinverguenza! ¡tú que querias quitármelo!
Miré a la dependienta, arqueé mi ceja izquierda y mientras me marchaba dije...
-El color granate no me va... y creo que no es de mi talla...

3 comentarios:

CalidaSirena dijo...

jajajaja, muy bueno el relato, al final tuviste que salir corriendo..
Un besito cálido

Anónimo dijo...

Fiate tú de esas "Señoras" que son todos menos eso. De esas, no me fio ná.
Vaya anéctoda la tuya XD

Keydeth dijo...

Ya veis... menudo careto tienen algunas...