jueves, 30 de octubre de 2008

Un rostro y un nombre...(3º parte)...

-Frrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr…

-¡Vuelve! ¡Ten cuidado!

La advertencia de Nagre no fue suficiente. Sólo sentí cómo algo impactaba contra mí y me derribaba. Por el golpe le deduje un tamaño aproximado al de un balón de Rugby. Al caer me golpeé la cabeza contra una desintegradora de basura tamaño reducido que había al lado de la compuerta de salida. Una especie de papelera de las del siglo XII pero que descomponía todo en su interior nada más cerrar la tapa.

-¿Dónde está?

Nagre saltó por encima de mí con una toalla de baño. Se precipitó sobre la amenaza, la atrapó y al aterrizar en el suelo rodó por la estancia para alejándose.

-¡La tengo, deprisa!

Me incorporé, agarré la desintegradora y me dispuse a golpear la toalla que ocultaba a nuestro atacante.
Entonces fue cuando repentinamente, volvió al ataque. Se deshizo de su cárcel y apareció flotando ante nosotros.

-Frrrrrrrr… Frrrrrrrrr…

Dos grandes ojos compuestos por miles de celdas octogonales rosadas nos escudriñaban. Una envergadura de alas de unos 20 cm cada una aproximadamente y un abdomen alargado y verdoso, mucho más pequeño que el balón de rugby que había imaginado y con un aguijón húmedo y afilado. Era una criatura espantosa. Una visión típica de una pesadilla.
Voló hacia mí. Lo intercepté poniendo de por medio la desintegradora. Clavó su aguijón en ella y lancé a ambos contra una pared. Me acerqué a Nagre, que parecía desmallarse por momentos. Traté de sujetarle para que no se desplomara contra el suelo.

-Frrrrrr… Frrrrrr…

-¡Ya vuelve!

Ambos nos tendimos en el suelo. El golpe anterior había mermado su capacidad de maniobrabilidad concediéndonos algunos segundos. Alcancé una especie de lámpara de pie que se encontraba derribada en el suelo y mientras viraba en el aire, antes de que pudiera iniciar un nuevo ataque, bateé con todas mis fuerzas.
Impactó contra la pared y cayó. Me incorporé dispuesto a más, pero la criatura yacía en el piso. Su repugnante abdomen se abatía en espasmos y su aguijón expulsaba una especie de líquido viscoso de un azul intenso. Recordé la desintegradora. Con sumo cuidado y a forma de recogedor, introduje el bicho dentro y cerré la tapa.
La energía seguía sin restablecerse. Examiné a mi compañero, estaba en estado comatoso. Traté de utilizar los intercomunicadores para pedir ayuda. Nada funcionaba. Conseguí arrastrarlo hasta la enfermería. La Novus Spes,ei se encontraba desierta y a excepción de las luces de emergencia, envuelta en tinieblas.
Me dirigí al puente de mando. Nada. ¿Dónde estaba todo el mundo?

2 comentarios:

SyNKRo dijo...

None male.
Por cierto, es la tercera vez por lo menos que te leo "calló" para referirte a caer... es "cayó"... a menos, claro que te refieras a que bateaste al bicho en la boca y lo callaste de por vida xD

Keydeth dijo...

sip, tenes razón, se me fue la pinza. asias por corregirlo :)