viernes, 18 de julio de 2008

Un rostro y un nombre... (1º parte)

[...] "Un rostro se arrastró furtivo por mi cabeza. Un rostro y un nombre."

El lanzamiento de la "Launch 011" se produjo a las pocas semanas del incidente del piso franco. Al parecer la anulación de dicho lanzamiento se debió ha un problema en la cuarentena de la nave. No quisieron darnos más explicaciones. Decidí mantenerme aparentemente al margen y seguir con mis investigaciones.

Me encontraba cerca del centro aproximado de la Vía Lactea, en una base humana que orbitaba al rededor de "OGLE-2005-BLG-390Lb" en la que preparaban una futura exploración al planeta.
Nuestro vehículo repostaba nitrógeno y recargaba los nanotubos de carbono impresos en papel que funcionaban a modo de super-baterías, proporcionando así la fuente principal de energía eléctrica.

La ciudad espacial en la que nos hospedábamos, la "Novus Spes,ei" tenía unos 900 metros de radio con una rotación completa cada 60 segundos para así poder emular la gravedad Terrestre. Su movimiento de traslación en torno a "Ogle" no la sé. Se aproximaría a unas 42 horas.
Era la primera de esta clase en la que me alojaba. Lo más parecido ha ese tamaño había sido la "Prócer 693" en mi viaje de vuelta a la Tierra, pero no dejaba de ser una nave interestelar.
Entré en mi camarote. Tras insertar el micro-multi-pase, todo en el habitáculo cobró vida. Luces, pantallas ultra planas LCD retoriluminadas, etc... Una plancha de seguridad cubría por completo una de las paredes. Supuse que era la que daba acceso a las placas transparentes que permitían vistas al exterior. La misma requería ser retirada pulsando un control manual, ya que la ciudad espacial no estaba destinada a astronautas profesionales y lo que se observaba a través de ellas a veces podía resultar algo impactante.

De pronto una visión me inundó. Caí noqueado mientras agarraba mi cabeza con la mano derecha tratando de sofocar la intensa punzada que la recorría. Como en un sueño, veía un rostro borroso, pixelado. Que parecía querer hablarme. Y un nombre escrito en colores rosados sobre fondo negro que no era capaz de leer. Después, la oscuridad.
Tras pasar así unos 20 minutos, volví a la normalidad como si nada. Me levanté del suelo y me dirigí al lavabo sin saber bien qué había sucedido. Quizá el campo magnético alrededor del planeta o alguna variante, entrase en interacción directa con las ondas cerebrales provocando así las visiones y los pinchazos.

Me dirigí al lavabo. La compuerta de acceso electrónica se abría al pulsar una placa táctil integrada en ella. A la derecha se encontraba la ducha y una especie de radiador calorífico para las toallas. A la izquierda otra compuerta que daría paso al W.C.
Puse el dedo encima de la placa. Zumbó, y acto seguido se deslizó igual que la primera, revelando por su sonido que eran servos mecánicos los que la desplazaban. Por un momento me recordó a los peligrosos RObot-sEÑORa a los que me había tenido que enfrentar otras veces. La taza también era robotizada.
Me acerqué, estudié el panel de control, pues nunca había visto uno de cerca y decidí pulsar uno de los botones. "Shower" decía. Inmediatamente otro sonido de servo reveló un cilindro que salía bajo la taza y se puso a expulsar agua. Oprimí el botón que rezaba "Stop" y de nuevo el cilindro desapareció por donde había llegado. "Dry" fue mi siguiente opción. Esta vez, un flujo de aire proveniente de algún micro-ventilador emitió una corriente ascendente.



Una vez aseado y listo, decidí bajar a hablar con el capitán de la "Novus" para preguntarle a cerca de posibles efectos secundarios al estar en la órbita de "OGLE-2005-BLG-390Lb"

-Ninguno.
-¿Está seguro?
-Mis hombres y yo llevamos viviendo aquí algo más de un año y ninguno hemos tenido ningún tipo de efecto secundario. ¿Por qué lo dice?
-No, sentí algún que otro mareo, imagino que la falta de costumbre.
-Probablemente. No deberían hacer subir aquí arriba a personas no cualificadas.

Resignado, subí a mi habitáculo.
El capitán, por supuesto, tenía un concepto equívoco de mi experiencia, pero no valía la pena entrar en una guerra sin cuartel de explicaciones. Tenía la información que quería. Mis "ataques", por llamarlos de algún modo, no respondían a efectos secundarios de la órbita del planeta, pues de ser así el resto de la tripulación también los tendría. Además, la imagen y el supuesto nombre que no podía leer ya habían rondado furtivamente por mi cabeza antes de llegar a "OGLE".
Apenas me dio tiempo a cerrar la compuerta de entrada cuando volvieron las ensoñaciones de nuevo. Esta vez, creí percibir un largo y castaño pelo sobre el rostro antes de ceder a la inconsciencia que me rendía mediante frías punzadas en la parte trasera de mi cabeza.